No lo he hecho nunca en este blog. Pero creo que merece la pena conocer la opinión de primera mano sobre un tema tan interesante de quien es un gran experto en Humanización: José Carlos Bermejo. El es religioso camilo, y director del Centro San Camilo (Centro Asistencial y de Humanización de la Salud), además de profesor en varias universidades y autor de numerosos libros y artículos. Le pedí que resumiera su opinión sobre la eutanasia, y él ha tenido la cortesía de escribir sobre el tema unas líneas para mi blog, que yo me presto a dar difusión sin añadir ni quitar una coma a las mismas:
Humanizar el
morir
El final de la vida suscita cuestionamientos éticos,
especialmente a los protagonistas: los pacientes, los familiares, los
profesionales de la salud. La promoción y el respeto de la dignidad intrínseca
de todo ser humano, será siempre el referente de su afrontamiento.
Si bien es cierto que la tendencia espontánea nos lleva a
centrar la atención en temáticas complejas desde el punto de vista ético, tales
como la eutanasia, la sedación, etc., la mayor densidad ética que encontramos
al final de la vida, según mi humilde opinión y mi experiencia, está en el seno
de la ética del cuidar, en las actitudes con las que nos aproximamos al cuidado
de la vida tan frágil como se muestra al final de la vida.
Estas son cuestiones de alta intensidad ética y de alta
frecuencia, mientras que aquellos suelen ser problemas de alta complejidad y
baja frecuencia. La humanización del final de la vida está reclamando una
alfabetización ética en nuestra cultura, que incluya también la humanización de
una sana cultura del morir.
Soy contrario a la legalización de la eutanasia. Me parece
que sería empezar la casa por el tejado. Creo que hay mucho por hacer en el
campo de los cuidados paliativos para promover lo que yo entiendo por “morir
dignamente”. Asimismo creo que hay mucho por hacer en el campo de la violencia
para evitar muchas muertes innecesarias. Creo también que hay mucho por hacer
por promover la vida de las personas que no tienen suficiente para
desarrollarse biológica y biográficamente por falta incuso de alimento en la
mayor parte del mundo. Falta mucho por hacer por aliviar el dolor, puesto que
en la mayor parte del mundo se muere con dolor.
Tenemos ante nosotros retos de justicia y de humanización
con una mirada global en la que la dignidad intrínseca sea pensada en términos
globales, considerando todas las latitudes de la tierra. Esto lleva, según mi
criterio a considerar el posible riesgo de que se pueda dar el encarnizamiento
diagnóstico y terapéutico en algunos lugares y la falta de lo elemental para
vivir el morir sin dolor en otros.
En todo caso, creo que conceptos tan complejos como el de
la eutanasia, merecen ser sometidos a clarificación terminológica y a revisión
de sus definiciones para que el diálogo pueda apoyarse en la racionalidad.
Como creyente, considero que la vida es un don de Dios y,
como dicen los obispos de la Conferencia Episcopal Española en la fórmula del
Testamento Vital, la vida no es un valor absoluto. Humanizar el morir es un
reto compartido por creyentes y no creyentes.
José Carlos Bermejo
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