Al parecer, durante el embarazo, algunas células madre del feto y su placenta entran en el torrente sanguíneo de la madre, y se almacenan en su médula ósea. Desde allí se reparten por todo su organismo, y según parece, se pueden observar incluso 20 años después de haber dado a luz. Desde la médula, las células fetales viajan hasta los órganos de la madre y llegan incluso a favorecer la reparación de corazones que han sufrido cardiopatías. Estas células procedentes del feto se denominan progenitores celulares asociados al embarazo (PAPC, por sus siglas en inglés) y están presentes en la sangre materna en una proporción de 2 a 6 células por mililitro. Por su origen fetal, las células PAPC tienen una gran capacidad de autorrenovación y colaboran con las células madre adultas en la función regenerativa del cuerpo de la mujer.
Así que, ya saben, otra ventaja más que tienen las madres sobre los padres...
No hay comentarios:
Publicar un comentario