7 de octubre de 2011

Estudio poblacional sobre uso y opinión de la píldora postcoital (PDD)


Seguramente existen. Pero no se me ocurren ahora otras profesiones donde se pueda uno dedicar tan claramente a una cosa y a su contraria como es el caso de los ginecólogos. Algunos de ellos se dedican a hacer todo lo posible por lograr que la mujer se quede embarazada. Así, se esfuerzan para ayudar a que las mujeres que lo desean se queden embarazadas cueste lo que cueste. Y violentan la naturaleza, fabricando un embrión en el laboratorio para luego implantárselo a la mujer. Otros se dedican a todo lo contrario: Hacer todo lo posible para que no tenga un embarazo. Es decir, asegurarse de que la mujer, aunque mantenga “una vida sexual activa” (?) no se quede embarazada bajo ningún concepto. Algunos llegan a solucionar los “embarazos no deseados” deshaciéndose del “producto de la concepción”. En fin, como ven, una cosa y su contraria, sin ningún tipo de reparo. Resulta sorprendente que sean capaces de estar todos juntos en las reuniones de la SEGO (la sociedad científica que los engloba) y no se peguen entre ellos. Porque claro, ¿cómo puede un ginecólogo que se empeña en evitar embarazos ser amigo de otro que trata de lograrlos por todos los medios? Normalmente el problema se origina por la inconsistencia entre los deseos y la realidad. Es decir, que cuando es el tiempo más propicio para quedarse embarazada, la mujer no quiere tener hijos. Y cuando ya no lo es, entonces es cuando quiere tenerlos. Y como ahora ya tenemos la ciencia para ayudarnos a cumplir nuestros deseos, ahí están los ginecólogos dispuestos a proporcionar los apoyos científicos que sean necesarios.
Pues bien, aquellos ginecólogos que hacen todo lo posible para que la mujer no se quede embarazada se agrupan en una asociación llamada SEC (Sociedad Española de Contracepción). Tienen una bonita página web en la que explican quienes son: “La Sociedad Española de Contracepción es una sociedad científica, abierta a todos aquellos interesados en el ámbito de la reproducción humana y cuyos fines son el asesoramiento, difusión, promoción y estudio científico de los métodos anticonceptivos.” Valiente contradicción, ya en la portada. La verdad, yo estoy muy interesado en el ámbito de la reproducción humana. Y, como decía Groucho Marx (“jamás me haría socio de un club que me admitiera como socio”) creo que jamás me haría miembro de una asociación interesada en el ámbito de la reproducción humana cuyo objetivo es precisamente tratar de impedirla… La filosofía de fondo se define muy bien en una página web que patrocinan llamada “elijosexoconsalud.com”, cuyo nombre ya lo dice todo: Se trata de desligar dos realidades que van unidas: El ejercicio del acto sexual y la procreación que lleva pareja, fomentando en los jóvenes una conducta sexual promiscua. En realidad, podríamos decir que lo que promueve la SEC es la corrupción de menores. Ahora mismo están buscando un lema para la campaña del 2012 que busca promover el “sexo con salud entre los jóvenes”. Otro día tal vez tratemos más en detalle el manifiesto del día mundial de la anticoncepción del 2011, que contiene principios tan absolutamente lesivos para la dignidad humana como el siguiente: “Tienes que saber que tu sexualidad y tu reproducción, gracias a la herencia desarrollada por el conocimiento humano, no tienen porqué estar indefectiblemente unidas. Tú decides una y la otra, cuándo, cómo y con quién.”
Traigo este tema hoy a colación porque la SEC ha presentado la semana pasada un estudio sociológico elaborado por la prestigiosa agencia SIGMA 2 para analizar el uso y opinión de la píldora postcoital (PDD). Ya es para sospechar que patrocine el estudio la empresa que fabrica la PDD. Con tales antecedentes son previsibles los resultados del estudio. Su presentación pública se hizo en Madrid hace unos días, para resaltar los siguientes aspectos, que resumo telegráficamente:
§         La PDD no es utilizada como método anticonceptivo habitual, sino como método “de emergencia”, fundamentalmente ante un problema ocurrido durante el coito con el uso del preservativo (es decir, que siempre queda el remedio último de matar la vida que ya ha empezado debido a un uso irresponsable del sexo).
§         El conocimiento que se tiene de la PDD proviene de los medios de comunicación (no de canales médicos).
§         Ello no es óbice para que el canal de obtención sea, fundamentalmente, la farmacia, seguido del centro de atención primaria y el servicio de urgencia. El 90% de las mujeres no tuvo problemas para que le dieran la píldora.
§         A la mitad de las entrevistadas no se les informó de otros medios anticonceptivos cuando les dieron la PDD.
§         Un tercio de las entrevistadas considera la PDD un método anticonceptivo habitual.
§         El 53.4% de ellas saben que es un método abortivo. Un 36% piensa que no (aunque en el estudio se habla de “la creencia de que es abortiva”…).
§         El 64,5% está a favor de la libre dispensación de la PDD.
De modo que ya saben: La población española es madura, y no utiliza mal la PDD. Sabe que es un “método anticonceptivo de emergencia”, y como tal lo utiliza. Además, para confundir más a la opinión pública, en los datos sobre el perfil de las usuarias de la PDD se dice que el 58% se declaran católicas, y casi la mitad en situación de “conviviendo en pareja” (que supongo quiere decir viviendo juntos, sin estar casados). Así pretenden dar la impresión de que su uso es común, aún en contra de las indicaciones de la Iglesia, incluso entre sus propios fieles.
La doctora de la Viuda, presidenta de la SEC, saca como conclusión que la gente ha entendido que la PDD es una bomba hormonal, por lo que no hay problema en su libre dispensación. Claro que sus opiniones hay que ponerlas en cuarentena, porque para esta mujer, representante de los médicos que tratan de impedir que la mujer se quede embarazada, la PDD no es abortiva, y solo impide la fecundación. Si ella, que preside a la sociedad científica de los médicos que deben saber de esto, dice semejante cosa, o es una incompetente o una mentirosa. No se sabe qué es peor.
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1 comentario:

Emilio Alegre dijo...

Agustín, muy bien escrito; es necesario que sigamos diciendo la verdad, que la PDS tiene efecto postfecundación. Cerca de la mitad de los embarazos que "evita", lo hace impidiendo que un embrión llegue a implantarse, y por tanto, provocando su muerte.

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