15 de marzo de 2011

Derecho a una muerte digna = derecho a morir por inanición

No he podido asistir a la primera jornada científica que DAV ha organizado hoy en Madrid. por dos razones graves. Una, por que el aforo estaba completo, de lo cual me alegro, puesto que significa que el tema era lo suficientemente interesante como para poder llenar el salón del hotel. Y otra, porque como no soy funcionario, a esa hora tenía que estar trabajando ;-)

Así que me he tenido que conformar con seguir una de las ponencias, la de el profesor José Miguel Serrano, a través de internet. Los de DAV han organizado una retransmisión simultánea en vídeo, con gran acierto por su parte. He de decir que la sala se veía llena, y había casi 90 personas además siguiéndolo por internet. Por cierto, que si quieren seguir la sesión de mañana, dedicada a los problemas bioéticos del comienzo de la vida, pueden hacerlo en este enlace

El profesor Serrano ha hecho una breve y brillante intervención, de la que resalto una idea: La eutanasia siempre consiste en que alguien mata a otro. En esto se diferencia del suicidio, que si bien no es recomendable, nada se puede hacer una vez se ha consumado: No es posible castigar al culpable. En la eutanasia sí. También me ha llamado la atención su idea de que no es cierto que exista un derecho a determinar cuando morirse. La verdad es que nadie tiene tal derecho. Es cierto que todos vamos a morirnos, pero nadie puede decidir cuándo morirse. En todo caso, lo que decide es cuándo matarse. Morirse no es ningún derecho. Es algo inevitable, que le ocurre "hasta a los no-fumadores".

La necesaria intervención de un tercero (normalmente un médico) para que se produzca la eutanasia plantea un elemento interesante de reflexión. Y es el hecho de que el médico asume un papel de dominio sobre el enfermo, decidiendo quién y cuándo debe morir porque su vida ya no es digna de ser vivida. Se lleva el principio de Beneficencia (mal entendido) hasta el extremo, conculcando así el principio de Autonomía. El supuesto derecho a una muerte digna termina convertido en el derecho a morir de inanición. Este ataque a la tan cacareda autonomía del paciente, se produce por un exceso de paternalismo del médico. Por cierto, que me ha gustado cuando el profesor ha hecho un guiño a la audiencia diciendo que él no considera que su padre actuara con él de forma paternalista. Por lo que no le gusta ese calificativo. En su opinión, tales comportamientos del que pretende guiar al otro por donde uno considera que debe ir, aún a costa o en contra de la opinión del otro, deberían denominarse más apropiadamente "zapateriles". 

Mañana a las 16:30 comienza el profesor Nicolás Jouve con una ponencia sobre el comienzo de la vida humana. Espero poderla ver en internet, porque a esas horas...

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