Sigo sin salir de mi asombro por las discusiones acaloradas que suscita proponer que los padres tienen derecho a conservar privadamente, si así les parece conveniente, la sangre del cordón umbilical de sus hijos. Lo cual no implica denostar la donación. Cada vez estoy más convencido de que los que se oponen a los bancos privados lo hacen llevados por prejuicios ideológicos equivocados. El caso de Alba que comentaba ayer es un buen ejemplo de la utilidad del depósito privado de sangre de cordón, por encima de las discusiones ideológicas que lo enfrentan con la donación del mismo.
Me acusarán de opinar así por razón de mi trabajo. Jamás lo saco a mención. Los que así opinan no tienen ni idea de lo que hablan.
5 comentarios:
Hola, reconociendo mi desconocimiento sobre el tema, más allá de lo que suele publicarse en prensa, me gustaría que me aclarara a que se refiere con prejuicios ideológicos.
¿Éticos, religiosos, políticos o de alguna otra clase?.
Gracias.
JAVIER.
Los prejuicios a los que me refiero son los de considerar que los bancos privados engañan a la gente y que además, las muestras en ellos guardadas no sirven para nada, obviando las evidencias científicas. A esto se añade el prejuicio de considerar que todo lo relacionado con la salud debe ser público para garantizar con ello la igualdad a todos los ciudadanos.
Hombre, solo faltaria que no lo defendiera usted, que vive de ello.
Ya seria el colmo.
Querido Linfómano:
Se equivoca usted (una vez más). Yo hablo de principios, y usted de dinero...
Yo también hablo de principios, de los suyos concretamente, ya que tanto le gusta atacar los mios.
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