22 de noviembre de 2010

La Iglesia empieza a aceptar (¡por fin!) el uso del preservativo

Perdonen mis lectores el título de esta entrada. Les confieso que lo he hecho tan solo para provocar que me lea más gente.

Aunque algunos se empeñan en no quererlo ver, y contra argumenten mis ideas con ataques a la moral católica, este blog no es un blog religioso. Los planteamientos que en él vierto son fruto de una reflexión bioética, con una base personalista. Creo que pocas veces (más bien pienso que ninguna) me habrán oído citar un argumento religioso para justificar una postura bioética. No es porque carezca de ellos, sino porque creo sinceramente que no son necesarios. El hombre no necesita recurrir a un ser superior para descubrir de forma racional los argumentos éticos que justifican su dignidad y, por consiguiente, la importancia de su defensa.
Hoy voy a hacer una pequeña excepción, porque la actualidad lo demanda. Y trataré someramente las supuestas declaraciones del Papa abriendo la mano al uso del presevativo.

Desde un punto de vista moral la Iglesia defiende la ilicitud del uso del preservativo. La razón es que su utilización manifiesta un problema anterior: El deseo de los que lo utilizan de cerrarse a la posibilidad de la vida. Esto no es que sea un pecado. Es que humanamente hace la relación de la pareja incompleta. Banaliza la sexualidad. Cosifica al otro. Usar al otro, sexualmente, como instrumento de mi placer es igual de denigrante que otras posibles manipulaciones de los demás en mi beneficio.

Esto es lo que ha dicho el Papa, a la pregunta formulada por el autor del libro de entrevistas "Luz del Mundo" próximo a publicarse. Al final del capítulo décimo sobre el SIDA y el preservativo el periodista le pregunta:

"Con ocasión de su viaje a Africa en Marzo de 2009, la política del Vaticano acerca del SIDA una vez más se convirtió en objetivo de la crítica mediática. El veinticinco por ciento de todas las víctimas del SIDA en el mundo están siendo actualmente tratadas en instituciones católicas. En algunos paises como Lesotho, por ejemplo, la estadística llega al 40 por ciento. En Africa usted afirmó que la enseñanza tradicional de la Iglesia ha probado ser el único modo seguro de detener la extensión del VIH. Algunos críticos, incluyendo algunos críticos desde sectores eclesiales, objetan que es una locura prohibir a la población de alto riesgo el uso de condones."
"La cobertura de los medios ignoró completamente el resto del viaje a Africa a causa de una simple afirmación. Alguien me había preguntado por qué la Iglesia Católica adopta una posición irreal e ineficaz respecto del SIDA. En ese momento, realmente sentí que estaba siendo provocado, porque la Iglesia hace más que nadie. Y mantengo esa afirmación. Porque es la única institución que asiste a la gente de modo cercano y concreto, con prevención, educación, ayuda, consejo y acompañamiento. Y porque no se queda atrás en tratar a muchas víctimas de SIDA, especialmente niños con SIDA. Tuve la oportunidad de visitar uno de estos lugares y de hablar con los pacientes. Esa era la respuesta real: La Iglesia hace más que nadie, porque no habla desde el tribunal de los periódicos, sino que ayuda a sus hermanos y hermanas donde realmente están sufriendo. En mis afirmaciones no estaba haciendo una declaración general acerca del tema del condón, sino que simplemente dije, y eso es lo que causó gran ofensa, que no podemos resolver el problema distribuyendo condones. Ha de hacerse mucho más. Hemos de estar cerca de la gente, hemos de guiarles y ayudarles; y hemos de hacer esto tanto antes como después de que contraigan la enfermedad. De hecho, ya sabe usted, la gente puede conseguir condones cuando quiera de todos modos. Pero esto simplemente muestra que los condones solos no resuelven la cuestión misma. Ha de ocurrir algo más. Mientras tanto, el mismo ámbito secular ha desarrollado la así llamada teoría ABC: Abstinencia, Fidelidad, Condón, donde el condón es entendido sólo como el último recurso, cuando los otros dos fracasan. Esto significa que la exclusiva fijación en el condón implica una banalización de la sexualidad que, en definitiva, es precisamente el origen del peligro de la actitud de no ver ya la sexualidad como la expresión del amor, sino sólo como un tipo de droga que la gente se administra a sí misma. Esa es la razón de que la lucha contra la banalización de la sexualidad sea parte de la batalla por asegurar que la sexualidad sea tratada como un valor positivo y para hacerla capaz de tener un efecto positivo en el conjunto de la persona humana. Puede haber una base en el caso de algunos individuos, como quizá cuando un hombre que se dedica a la prostitución usa un condón, en que esto puede ser un primer paso en la dirección de una moralización, una primera asunción de responsabilidad, en el camino hacia la recuperación de la consciencia de que no todo está permitido, y de que uno no puede hacer todo lo que quiere. Pero no es este realmente el modo de afrontar el daño de la infección por VIH. Ese modo realmente sólo puede estar en una humanización de la sexualidad."
Y le pregunta de nuevo el periodista:
"¿Está usted diciendo, entonces, que la Iglesia católica de hecho no se opone en principio al uso de condones?"
Y responde el Papa:
"La Iglesia, por supuesto no los ve como una solución real o moral, pero en casos particulares, puede haber, sin embargo, en la intención de reducir el riesgo de infección, un primer paso en un movimiento hacia un modo diferente, un modo más humano, de vivir la sexualidad."
Ignoro por qué razón la mayoría de los medios ha querido entender que con estas palabras el Papa acepta el uso del preservativo como remedio frente al SIDA en algunos casos. Si se lee el párrafo entero (no es tan largo) se ve claramente que no dice eso, sino justamente lo contrario. Afirma un principio de la ética ya conocido: El principio del mal menor. No es que sea bueno usar el preservativo. Pero en ciertas circunstancias excepcionales, este mal es menor, y se puede aceptar ante otro bien mayor que es el de darse cuenta de que la banalización de la sexualidad no es buena. Sinceramente, no me parece que se lancen titulares sin intención. Lo cual demuestra que hay muchas ganas.

A mis lectores periodistas, una pregunta: ¿Por qué esa obsesión por lograr del entrevistado un titular con morbo? Si se coge una frase que lo permita para hacerla decir lo que uno quiere, ¿no sería mejor evitarse el esfuerzo e inventarse directamente las declaraciones de la otra persona, en lugar de forzarlas para hacerlas decir lo que no dicen?
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1 comentario:

Marta dijo...

La prensa es así de ridícula... Quieren un titular y llamar la atención en lugar de buscar laa verdad y así nos va...

A mi me molesta, por ejemplo, el mal uso de las comillas indiscriminado. Recuerdo en concreto una anécdota tonta en la que el titular decía en grandes letras que una acrtíz "titaría huevos a Bush y a Kerry" y cuando leías la noticia veías que el periodista le preguntaba a cual de los dos le tiraría un huevo y la chiquilla, para salir del paso sin mojarse, le contestaba: "a cualquiera de los dos..."

Hace ya muchos años que no tenemos prensa objetiva sino únicamente prensa sensacionalista...

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