Acabo de llegar de una conferencia que la Dra. Mónica López Barahona ha pronunciado en los locales de una parroquia madrileña (S. Antonio del Retiro) sobre temas de Bioética. La Dra. López Barahona ha repasado algunas cuestiones de actualidad, comenzando por definir qué es un ser humano y cuando comienza a existir. Desde un punto de vista científico nadie, repito, NADIE, discute que la vida humana comienza con la fecundación de un óvulo por un espermatozoide. El cigoto es la primera manifestación de una persona. Y, como muy bien ha explicado ella, no es una persona en potencia, sino en acto. Un árbol sí es una mesa en potencia. Cuando una persona lo manipule, podrá llegar a ser una mesa. Sin embargo, un embrión humano no tiene que ser manipulado por nadie para continuar su desarrollo de individuo humano. Tan solo hay que dejarle que él mismo se desarrolle, según un programa que contiene en sí mismo. Así pues, desde un punto de vista científico, no hay nadie que discuta que el cigoto ya es un ser humano.
Lo que se discute es qué nivel de ser humano es. Es decir, si se puede otorgar a un cigoto el mismo grado de dignidad que a un bebé recién nacido, o a un adulto de 40 años. Esta, y no otra, es la cuestión en discusión. De hecho, salvo los ignorantes (o manipuladores) como la ministra Aído (que, por cierto, no sé a cuál de los dos grupos pertenece) todo el mundo reconoce que el embrión humano es un ser vivo perteneciente a la especie humana. La discusión, por tanto, no es científica, sino filosófica. Y son, precisamente, aquellos que pretenden atacar al embrión los que recurren a argumentos filosóficos para sostener su postura. Ellos, que acusan a los defensores de la vida de hacerlo en base a argumentos ideológicos (es decir, filosóficos o religiosos, que para ellos es equivalente) son precisamente los que acuden a la ideología para justificar su postura.
Uno de los temas tratados por la Dra. López Barahona ha sido el de qué solución dar a los embriones congelados, sobrantes de las técnicas de FIV. Como ya hemos comentado en artículos anteriores, no hay soluciones unánimemente aceptadas. Ella ha propuesto la donación ("rescate", como lo denomina) como el mal menor. Consiste en que mujeres voluntarias se ofrezcan para alojar en su seno a estos embriones, dándoles así una oportunidad para nacer. Podría ser una solución válida siempre que se diera previamente una premisa, hoy por hoy imposible, que es la de detener la producción de embriones artificialmente. Por eso yo soy más partidario de suspender su criogenización y dejarlos morir, lo más dignamente que se pueda, dadas las circunstancias. Opción que, por cierto, la doctora no ha contemplado siquiera como una de las posibles (tan solo ha manifestado la ya indicada del rescate y en segundo lugar, dejarlos por tiempo indefinido "suspendidos vitalmente" en nitrógeno líquido). Mientras no me convenzan de lo contrario, yo sigo pensando que el respeto debido a los embriones así producidos exige que se les deje morir en paz.
P.D. Ruego a mis lectores que lean mi rectificación a esta entrada, publicada aquí. Me retracto de estas palabras, y considero que la mejor opción, hoy por hoy es el rescate de los embriones, su adopción prenatal, a ser posible por su propia madre, y si no, por madres voluntarias. Partiendo de la base, eso sí, de que se dejen de producir más embriones humanos in vitro.
1 comentario:
Permítame dos consideraciones, la primera es referenta a mis comentario. Ustéd dice que no le gusta mi estilo, sin embargo escribe esto:
"De hecho, salvo los ignorantes (o manipuladores) como la ministra Aído (que, por cierto, no sé a cuál de los dos grupos pertenece)"
Despues de lo cual creo que mi estilo se adapta perfectamente a su blog.
Y la segunda, la Dra. Mónica López Barahona, ¿es la esposa de Mariano Barbacid?
¿No ve cierto conflicto ético en que la mujer del que fue máximo responsable del CNIO trabajara en su empresa a la vez?.
Si no es ella, olvide la pregunta.
Un saludo.......con estilo.
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