17 de noviembre de 2009

Bebés medicamento

Otro caso más. En Andalucía se acaba de autorizar un caso calcado al de Javier Mariscal. La Comisión Nacional de Reproducción Asistida ha dado luz verde para realizar el proceso de fecundación extracorpórea de óvulos de una mujer con espoermatozoides de su marido. A los embriones así conseguidos se les realizará una biopsia para extraer una célula y analizar su ADN. De este modo se comprobará si están libres de la enfermedad. Entre aquellos embriones sanos se seleccionará a aquel o aquellos cuyo HLA sea compatible con el del hermano enfermo, y ese o esos serán los elegidos para poder continuar viviendo. Según cuántos sean, se implantará uno o dos en el útero de la madre para confiar en que se implante y el niño se desarrolle con normalidad. Si todo sale bien, en el momento de su nacimiento se recogerá la sangre de su cordón umbilical y con ella se tratará al hermano enfermo. Las células progenitoras hematopoyéticas del recién nacido servirán para regenerar la sangre del hermano mayor.

Dada la complejidad técnica de esta operación, el Hopsital Virgen del Rocío es de momento el único que realiza esta técnica en España, bajo la supervisión del director de la Unidad de Genética, Reproducción y Medicina Fetal del Hospital, el Dr. Guillermo Antiñolo. Este es el médico que en el caso de Andrés se permitió decir: "el hermano pequeño siempre será totalmente compatible con él, de modo que «en caso de que se perdiera el implante podría volver a repetirse", prueba palpable de que el niño así "creado" tenía para él la condición de reserva de medicamento de por vida. En otro caso similar, ocurrido en Barcelona, y en el que la madre ha escrito un libro, ella misma dice: “Tuve que esperar un mes para que me dieran los resultados. Era una prueba decisiva, porque si el resultado era negativo no habría más remedio que extraer médula directamente de mi hija recién nacida, Izel… ¿Y si el cordón no sirve? Ese era otro problema, porque hubiera significado esperar a que Izel pesara nueve kilos para que pudieran hacer la operación de extracción de médula y luego hacerle el trasplante a Erine”. Esa es la vida que les espera a los bebés-medicamento.

En mi opinión, cuando el hombre se empeña en ir en contra de la Naturaleza termina produciendo siempre aberraciones. Sé que es muy duro saber que existe una solución (con unas tasas de efectividad, por cierto, ínfimas), y renunciar a ella. Porque en una circunstancia de una enfermedad así, uno se agarra a un clavo ardiendo. Pero no podemos cerrar los ojos a los otros seres humanos que vamos dejando en el camino para salvar al enfermo. No es justo. No es humano.

A veces, cuando hablo de estos temas, se me pregunta por mi propuesta de solución. Desde mi punto de vista, es muy clara: Que se favorezca la recogida de células madre de sangre de cordón. Un aplauso por la ONT y su política de donaciones. Según su director, Rafael Matesanz, llevamos ya 40.000 unidades donadas a los bancos públicos, de 60.000 que se quieren tener. Y con un gran crecimiento en el último año. Pero en paralelo debe permitirse la recogida para depósito privado de aquellas familias que así lo desean. No hay justificación, ni médica, ni ética ni económica, ni de ningún tipo para poner las trabas administrativas que se ponen a la recogida de la SCU para depósito privado en muchos hospitales públicos. Cuando existan suficientes muestras disponibles para trasplante y sea posible encontrar alguna compatible no será preciso recurrir a la generación artificial y posterior descarte de seres humanos.
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