Viene a mi cabeza el caso de una familia en la que el padre tiene una leucemia mieloide, y tienen guardada la sangre del cordón de su hijo. Querían saber si esa sangre pudiera ser compatible con el padre para ayudar en su curación.
Ya he explicado en algún post anterior que la mayor utilidad que tiene la sangre del cordón, en el ámbito de las enfermedades de la sangre, es para curar a un hermano compatible de determinadas enfermedades de la sangre y algunas enfermedades más que cada día se van descubriendo. Para que la SCU pueda ser útil para un trasplante hace falta que sea compatible su HLA con el del receptor. De los 6 tipos de antígenos, se ha comprobado la eficacia del trasplante de SCU en casos en los que coinciden tan sólo 4 o incluso 3 de ellos. Cuando se usa médula ósea hace falta una compatibilidad mayor. Además, cuando las células proceden de un donante emparentado, hacen mejor “homing”, es decir, enganchan mejor en el paciente. Me gusta explicar esta palabra inglesa con un ejemplo que creo es muy gráfico: Si uno invita a su casa a dormir a un familiar, dicho familiar hace “homing”, se adapta, de forma muy fácil. Se le pone una cama Restform en el salón, y el familiar no protesta, y hasta duerme a gusto. En cambio, si invitamos a pasar la noche a una persona ajena a la familia, aunque haya buena voluntad por ambas partes, el encaje es más difícil. Habrá que buscar la forma de que tenga una habitación propia, cederle la cama de algún hijo (y que sea este el que duerma en el salón…). No sé si es lo suficientemente gráfico. Que me perdonen los biólogos. Pero algo así pasa con el encaje de las células madre cuando se trasplantan: Encajan mucho mejor las de un familiar que las de una persona extraña.
No obstante, no vale cualquier familiar. Está claro que mi hermano va a dormir sin rechistar en el salón, mientras que mi suegra (santa mujer) pondrá más pegas al asunto. Pues bien, en el caso que nos ocupa, los antígenos del niño coinciden con el padre tan sólo en el 50% de la carga genética que éste le ha aportado. A la probabilidad de compatibilidad del 25% entre hermanos hay que añadirle este factor de corrección, lo cual hace casi imposible que la muestra de un hijo pueda ser utilizada para ser trasplantada a uno de sus progenitores. En este caso no queda más remedio que acudir a los bancos públicos, a buscar una unidad de un donante no emparentado que sea compatible con el padre.
Alguno dirá: “Valiente prueba de egoísmo. Primero quita de la circulación la unidad de sangre de cordón de un hijo, para luego requerir al sistema público que le facilite una unidad donada a un banco público por alguien que fue más generoso que él, porque en vez de guardársela, por si acaso, la donó”. Afirmo con rotundidad que este argumento es falso. Como también he dicho en otros post, todos tienen pleno derecho a conservar la sangre de cordón para un potencial uso intrafamiliar. Impedir a la gente que conserven la sangre del cordón de sus hijos para un potencial uso futuro es un gesto poco democrático y desde luego falto de respeto a la autonomía del paciente. A la vez que afirmo esto, lanzo un llamamiento para que nadie tire el cordón umbilical, en el caso de que no lo quiera conservar, sino que lo done a los bancos públicos. Porque necesitamos tener suficientes unidades representativas de todos los tipos de HLA en los bancos públicos. Claro que para eso hace falta que la infraestructura sanitaria permita la donación en TODOS los hospitales. No hace falta que repita que hoy todavía hay muchas familias que, queriendo donar su cordón, no pueden hacerlo. Pienso en Comunidades Autónomas enteras donde no hay no un solo hospital que disponga de la autorización administrativa para la recogida de sangre de cordón, o en hospitales públicos de grandes núcleos de población (no pondré ejemplos para no herir más susceptibilidades), donde hoy no se permite la donación porque no están autorizados ni preparados para ello (por cierto, que tampoco permiten a las madres el depósito privado de la sangre de cordón si dan a luz en esos hospitales; me recuerda al perro del hortelano…).
El hijo cuyo cordón está guardado en un depósito privado, con el antecedente familiar de leucemia que tiene, Dios no lo quiera, pero es probable que en un futuro necesite las células madre de la sangre de cordón que sus padres guardaron para tratar la enfermedad, si la heredó y llega finalmente a desarrollarla. Y esa criatura sí tendrá entonces la mejor alternativa terapéutica para curarse.
21 de abril de 2009
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