22 de abril de 2010

Solución para los embriones congelados

Como consecuencia del auge de las prácticas de FIV, hoy en día “sobran” embriones, los cuales son congelados, y plantean serios problemas éticos de difícil solución, para los que no existe criterio unánime, ni siquiera en la Iglesia. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Los mantenemos así? ¿Los dejamos morir? ¿Los damos en adopción?

Para analizar el problema hay que ver primero las causas del mismo. Desconocemos la cantidad de personas que se encuentran en el mundo en el estado absolutamente anormal, cual es el de interrupción de su proceso de desarrollo. Lo que se hace con estos embriones es una verdadera IVD (“Interrupción Voluntaria del Desarrollo”), puesto que es posible volverlo a activar en cualquier momento. Así los embriones de pocos días son introducidos con crioprotectores en tanques de nitrógeno líquido, para mantenerse en estado biológico latente a -196 º C. La razón de su existencia es que para lograr realizar una transferencia de embriones a una mujer que acude a técnicas de fecundación in vitro es necesario extraer varios óvulos, tras un proceso de hiperestimulación, y fecundarlos a todos. Tras una criba más o menos compleja, se escogen los dos o tres que se considera tienen mayores probabilidades de vivir, los cuales son implantados en el útero de la mujer. Los demás son congelados, por si hubiera que repetir el proceso, o para su posible utilización en el futuro.

No vamos a tratar aquí los casos (que los hay) de parejas que acuden a clínicas de FIV buscando un hijo que no pueden tener y luego se divorcian. Y uno de ellos solicita la patria potestad sobre los embriones, o su destrucción para impedir que, tras el divorcio, le conviertan en padre de unos hijos que no desea… Asumamos la buena fe de las parejas que, ante la imposibilidad física de tener hijos de forma natural acuden a los florecientes negocios de las clínicas de reproducción asistida en busca de ayuda para lograr su objetivo. Pocas veces se les explica a las parejas que lo que se va a producir allí es la creación artificial de varios hijos (normalmente entre ocho y doce en cada ciclo), los cuales serán seleccionados para implantar dos o tres, que es el máximo permitido por la legislación española actualmente. Y que los demás serán congelados, por si en el futuro hacen falta, para repetir el intento infructuoso o porque se busca el nacimiento de un segundo hijo. Como decir esto sonaría muy fuerte (ningún médico de estas clínicas llama “hijos” a los embriones in vitro, sino tan solo una vez implantados y anidados) y provocaría el pánico de las parejas, se oculta eufemísticamente la realidad bajo los términos de “grupo celular” o, el tan desafortunado de “preembrión”. Ya hemos señalado en otras ocasiones que este concepto no tiene la más mínima base científica: Es tan solo una argucia política para liberar las conciencias del peso moral y permitir así la manipulación de vidas humanas.

Imaginemos que los gametos proceden de los padres (fecundación artificial homóloga). Y que la pareja logra su objetivo de conseguir un embarazo, con lo que sobran entre 5 y 8 embriones humanos “por colocar”. Aunque la ley obliga a llevar un registro de los embriones creados con fines reproductivos (el único propósito por el que nuestra legislación autoriza su creación), no existe tal registro en ningún sitio. En otra ocasión les comentaré los problemas que su ausencia puede llegar a causar. Sin embargo, podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que solo en España existen actualmente más de 250.000 embriones congelados. Españoles condenados al ostracismo del nitrógeno líquido y con escasas posibilidades de que se les autorice a continuar con su desarrollo. ¿Qué hacemos con ellos?

Tenemos cuatro posibles opciones:

1. Seguir manteniéndolos congelados, hasta el límite que marca la ley (5 años).
2. Utilizarlos para investigación.
3. Ofrecerlos en donación a otras parejas que buscan tener hijos, para evitar que se tengan que producir más embriones innecesarios.
4. Sacarlos del tanque de nitrógeno y dejarlos morir.

La primera es una solución temporal, porque el tiempo transcurre inexorablemente y antes o después llega el plazo de cinco años, donde el problema se vuelve a plantear. La segunda opción es bastante aceptada. Si ha transcurrido el tiempo suficiente y los padres no quieren hacerse cargo de esos embriones, antes que tirarlos utilícense para investigar, y alguna ventaja tendremos de ellos. Sería una lástima que se desaprovechara la oportunidad de disponer de un material genético para investigación por cuestiones “ideológicas”. Esto es así porque nuestra legislación (todavía) prohíbe la experimentación sin más con embriones humanos. La ley 14/2007 de investigación Biomédica dice taxativamente en su artículo 33.1: “Se prohíbe la constitución de preembriones (*nótese el término) y embriones humanos exclusivamente con fines de experimentación”. Esto es así porque repugna a la conciencia fabricar un ser humano para utilizarlo como un ratón de laboratorio. Sin embargo, si el objetivo de su producción no fue tal, sino que fue creado con fines estrictamente reproductivos, una vez que ya está creado, y dado que es “sobrante”, tal vez convenga aprovecharlo para investigación. Así, dicha ley, en su artículo 28 afirma: “Los embriones humanos que hayan perdido su capacidad de desarrollo biológico, así como los embriones o fetos humanos muertos, podrán ser donados con fines de investigación biomédica u otros fines diagnósticos, terapéuticos, farmacológicos, clínicos o quirúrgicos.”

Creo que queda patente lo absurdo del argumento. Si un ser humano no puede ser utilizado con fines de investigación, no lo puede ser bajo ninguna circunstancia, con independencia de su origen. A la aberración ética de haber sido “fabricado” se uniría la indignidad de ser después utilizado como carne de laboratorio.

Por tanto, nos quedan dos posibles soluciones: Ofrecerlo para donación a parejas dispuestas a adoptarlo “pre-natalmente” o descongelarlos y dejarlos morir. La donación pre-natal es una alternativa que ha cogido fuerza últimamente. Se han dado casos de mujeres que se han ofrecido voluntarias a recibir en su útero dichos embriones, en un gesto precioso de generosidad hacia esos diminutos seres abandonados por sus padres. La adopción pre-natal sería equivalente a la adopción de niños ya nacidos: En ambos casos se trataría de inicios de vida no óptimos, pero de los que los interesados no son culpables. Las familias adoptantes estarían simplemente tratando de dar una segunda oportunidad a unas criaturas inocentes. Sin embargo, no deja de ser cierto que hay una diferencia abismal entre ambos casos. Los embriones congelados tienen una indignidad de origen muy superior a la de los niños abandonados o huérfanos. Implantarlos en el útero de una mujer amplificaría la indignidad de su origen, aunque de ese modo se les diera una oportunidad para nacer. La Iglesia, en la instrucción Dignitas Personae, afirma que “es necesario constatar que los millares de embriones que se encuentran en estado de abandono determinan una situación de injusticia que es de hecho irreparable”. La posibilidad de la adopción pre-natal “es una propuesta basada en la loable intención de respetar y defender la vida humana que, sin embargo, presenta problemas éticos no diferentes de los ya mencionados”. Por tanto, parece que la única opción viable es la de descongelarlos, y dejarlos morir. Pero tampoco la Iglesia dice claramente que esta sea la solución. Lo único que afirma, hoy por hoy, es que hay que dejar de producir embriones humanos in vitro.

Publicado en Religión en Libertad el 20 de abril de 2010


P.D. Ruego a mis lectores que lean mi rectificación a esta entrada, publicada aquí. Me retracto de estas palabras, y considero que la mejor opción, hoy por hoy es el rescate de los embriones, su adopción prenatal, a ser posible por su propia madre, y si no, por madres voluntarias. Partiendo de la base, eso sí, de que se dejen de producir más embriones humanos in vitro.
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6 comentarios:

MARTINA dijo...

Tengo un poco más de paz, los niños durmiendo , y no se si ya recibiste lo que escribí antes, pues el blog no da cuenta de recibido ....... entonces te lo vuelvo a poner

Me causó hace años una gran mpresión el hecho que se botaran a la basura una serie de óvulos fecundados ( me parece que en Inglaterra) porque los supuestos " padres" no habrían ejercido dentro de plazo su derecho de implantación.
En definitiva era la crónica de una muerte anunciada. Frente a ello una congregación de monjas se habrían ofrecido para acogerlos y darles acogida a lo que el Papa Juan Pablo II , no accedió.

Yo con mi pequeña capacidad intelectaul no he podido entender; quizás, , como decía mi madre, no era adecuado, pues el convento se llenaría de niños y esas mujeres no habrían podido cumplir adecuadamente con su vocación.

Me vi muy afectada con la noticia de dejarlos morir.

Lo que si no concuerdo es respecto de la indignidad ab-initio. Los seres humanos somos dignos por ser tal desde la concepción, y de acuerdo a la doctrina esas creaturas , siendo hijos de Dios a su imagen y semajanza tienen alma y además un Angel de la Guarda.

Que Ud diga " indignidad de origen" no me calza ... es como si yo dijiera Ud. no es doctor, siendo un hecho público y notorio en su país que lo sea. Una cosa es los deseos y otra la realidad : es un ser humano.
HAy quizás una indignidad en el hecho de la violación, pero ese hijo que nace no es indigno : la dignidad se la da su naturaleza y no su origen.

El "estado de abandono" que en justicia es irreparable de dichos humanos criopreservados ( sostiene la instrucción) , es tan irreparable como el acto de quien me quita la vida ( acción u abstención) .

En materia judicial en caso de encontrarnos frente a una injusticia, existe lo se denomina justicia reparativa : no anula el hecho, pues lo hecho, hecho está, pero intenta acercar mediante actos a la instancia de no haberse cometido el hecho injusto o moligerarlo.(Quizás u hecho reparativo es la adopción pre-natal , pues repara en cierta forma , al permitir que retome la secuencia de la vida, el hecho de forzar su existencia ) La vida como decía un filósofo, quiere ser vivida.

Para nosotros fuE difícil aceptar el no poder tener hijos ( EN ESE ENTONCES )... se nos ofreció la FIV , a lo cual desechamos no sólo por principios morales , sino habiéndolo estudiado, no me habría quedado tranquila frente a mis dudas : Cuántos hijos estarían hoy vivos, si los cuidan, si los quieren, los habrán dado en adopción prenatal, a quién ( y el dilema pues una mujer soltera puede solicitar óvulos y si además ella ocultara que es lesbiana y tiene pareja ... ), y si esos niños que son mis hijos fueran objeto de estudio o una vez nacidos, de abuso.
Mi conciencia , un poco escrupulosa dirás, me habría causado más problemas que la alegría de tenerlos por esa vía.

Es cierto que es mejor evitar la FIV, pero el dilema está planteado , los hechos lo confirman, y debemos responder adecuadamente frente a esos seres humanos que de manera involuntaria, están suspendidos ... si fueras tú es criopreservado, ¿ qué dirías ? La vida quiere ser vivida y seguro
querrías tu oportunidad. ( hagamos el ejercicio de la supresión mental hipotética en este caso)

Muy bueno el blog
SALUDOS

MARÍA

Agustín Losada dijo...

Muchas gracias por su comentario, María. No sé si lo envió antes, pero no lo había recibido.
Me parece tan interesante que, con su permiso, lo voy a poner en la entrada hoy, para que no se pierda.

El tema es apasionante. Creo que ya he comentado que no tengo un juicio formado claramente acerca de cuál es la mejor opción. Parece el clásico dilema en el que no hay forma de dar una solución adecuada, porque todas las opciones son malas. ¿Será posible escoger la "menos mala"? Prometo reflexionar más sobre el tema.

Anónimo dijo...

Tengo 2 hijos maravillosos conseguidos a traves de una fiv... Y son lo mas grande y lo que mas quiero y he deseado toda mi vida. Escuchar y leer lo de que no se deberian crear embriones humanos in vitro, sinceramente me parece casi un "insulto", He pasado mucho para poder ser madre, tengo 2 embrioncitos congelados que espero poder transferirme algún dia, yo personalmente me siento responsable de esos dos embriones.. Son algo mio, pero no son mis hijos, no creo que les tengan que llamar así. Es muy facil hablar y opinar sin vivir en la piel de alguien que desea tener hijos y no puede.

Agustín Losada dijo...

Estimada anónima:

Enhorabuena por sus "embrioncitos" congelados y por sus otros dos hijos

Usted cree que es muy fácil ponerse a criticar a otros, como si yo lo hubiera hecho. Yo no lo hago. Y comprendo perfectamente la frustración de una pareja incapaz de concebir de forma natural. Simplemente afirmo que un hijo concebido artificialmente está "cosificado", sin que el término tenga nada peyorativo. Todos procedemos del azar. No podemos exigir ni demandar nada a a nuestros padres, porque igual que fuimos concebidos pudimos no haberlo sido. Por el contrario, los niños procedentes de FIV le deben más a sus padres, y pueden pedirles explicaciones de por qué nacieron en ese momento y no en otro (por ejemplo). Piénselo.

Anónimo dijo...

Mas alla del debate moral.... hay que ponerse en el lugar de cada uno.
Yo tuve una hija natural y despues tuve que recurrir a la FIV para concebir mi segundo y tercer hijo. Tiene mucho que ver la ciencia pero al fin de cuentas el que decide todo es Dios... en mi primer in vitro tuve un aborto en la semana 12... asi que uno puede querer mucho pero si no es , no es... para mi es muy valiente y un gran acto de amor animarse a someterse a esos tratamientos... Yo a mis hijos les dire como fueron concecibos sin ningun remoridimiento... Lamento que algunos de ustedes lo vean distinto... No hay que juzgar al que lo hizo.

Agustín Losada dijo...

Anónimo
No juzgo a los que lo hacen. Yo no juzgo a nadie. Afirmo simplemente que crear vida humana artificialmente no respeta la dignidad del ser humano así producido. Es algo aceptable para hacer con los animales, pero el ser humano tiene una dignidad superior a los animales, y no pude ser reducido al capricho de un tercero que decide cuándo y quién debe nacer.

No entro a valorar las conciencias. Por descontado, pienso que nadie hace las cosas pensando en hacer un mal. El problema es las consecuencias de los actos. A todos esos padres que buscan desesperadamente tener un hijo por fecundación asistida les pregunto que se pongan sinceramente en el lugar de sus hijos y valoren cómo se sentirían de conocer que fueron creados así. Y digo en el lugar de los hijos así concebidos: Todos. No solo los que fueron implantados y tuvieron la oportunidad de nacer...

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