10 de julio de 2009

Lo básico sobre la sangre de cordón

Algunos lectores del blog me han escrito pidiendo que resuma lo más importante de la sangre de cordón, en lenguaje accesible. Allá vamos.

Históricamente la sangre del cordón umbilical (SCU) se ha considerado un residuo clínico, y como tal, un producto de desecho. Por eso no se había considerado nunca necesaria su conservación. Sin embargo, la evolución de las técnicas de investigación y diagnóstico ha propiciado que se empezara a considerar su utilidad terapéutica para el tratamiento de ciertas enfermedades del ámbito hematológico, que hasta entonces eran tratadas con trasplantes de médula ósea. En 1989 la doctora Eliane Gluckman utilizó células de SCU de su hermana, HLA (antígeno de histocompatibilidad humana) idéntica, para curar a un niño enfermo de Anemia de Fanconi. Fue el primer trasplante de sangre de cordón realizado en el mundo, del cual se acaban de cumplir 20 años. Un poco más tarde, en 1993 se realizó el primer trasplante con éxito de SCU procedente de un donante no emparentado. Y desde entonces hasta nuestros días más de 14.000 trasplantes se han realizado en todo el mundo para curar todo tipo de enfermedades hematológicas malignas y no malignas, inmunodeficiencias congénitas y tumores.

Durante los cuatro años siguientes al primer trasplante de SCU únicamente se efectuaron trasplantes entre familiares. Sólo una vez confirmada su utilidad se empezó a realizar trasplantes no emparentados. Ya en 1997, se demostró que la supervivencia en trasplantes con SCU es más del doble si se utiliza SCU de un familiar que si es de una persona no emparentada (63% frente a un 29%)[1]. Esto es lo que da razón de ser a los bancos privados de SCU para uso intrafamiliar.

Las líneas de investigación abiertas se han centrado sobre todo en el estudio de diversos aspectos relacionados con las enfermedades hematológicas. Pero recientemente se ha comenzado a estudiar también la posibilidad de usar la SCU para tratar otras enfermedades, como la diabetes, el Alzheimer, la esclerosis múltiple, la regeneración mioblástica en el infarto de miocardio, etc. Esto abre nuevas y prometedoras vías para todos los pacientes de estas enfermedades que ven en las células madre de la SCU una esperanza de curación.

[1] Gluckman E, Rocha V, Boyer-Chammard A, et al. Outcome of cord-blood transplantation from related and unrelated donors. Eurocord Transplant Group and the European Blood and Marrow Transplantation Group. N Engl J Med. 1997;337:373-381
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