
En los últimos años estamos asistiendo a avances científicos impresionantes. Hace poco se ha comunicado que científicos españoles, dirigidos por el Dr. Juan Carlos Izpisúa, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), han logrado retraer células madre de la piel al estado de células embrionarias, para luego hacerlas evolucionar de nuevo y convertirlas en células madre hematopoyéticas, capaces de curar la anemia de Fanconi. Este tema es tan interesante en sí mismo que prometo un post ad hoc esta semana.
A lo que voy es que el hombre empieza a asomarse al abismo de la creación. Empieza a pensar que es capaz de repetir los procesos creadores de vida, modificándolos a voluntad. El problema, para mí, es que el mundo, sea porque Dios lo ha hecho así o por ser fruto de una maravillosa casualidad (tan increíblemente perfecta, por cierto, que se la podría llamar Dios), está bastante bien hecho. Hay que reconocer que existe en el universo un equilibrio biológico que a los hombres nos hubiera costado bastante pensar y diseñar (y probablemente no habría resultado tan perfecto). Pero por primera vez en la Historia, el hombre empieza a tener poder para manipular ese equilibrio a gran escala y torcer los planes del azar para modificara a su antojo ese equilibrio. Por eso creo que es fundamental que existan comités bioéticos eficaces, con poder para establecer normas morales de lo que es y no es lícito hacer, aunque sea técnicamente posible su realización. Está en juego demasiado: La propia existencia y dignidad del hombre.
Otro tema crítico que va a abordar este comité es el de la necesidad o no de legislación adicional respecto al aborto. Inicialmente la presidenta del comité, Victoria Camps, había rechazado el debate del aborto por no querer «interferir» en las labores de otras comisiones que discuten aún las nuevas reglas de la interrupción voluntaria de la gestación. Con la que está cayendo, comprenderán que esté impaciente por leer los resultados de esta reunión de expertos. Seguiremos informando
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