Una mujer inglesa tiene problemas de fertilidad por un problema en las trompas de falopio. Se somete a tratamientos de
hiperestimulación ovárica y
FIV para poder tener un hijo. Un embrión fecundado sobrante se congela para su uso en el futuro. Pero los médicos se confunden y se lo implantan por error (!) a otra mujer, con lo cual la primera se queda sin posibilidad de tener más hijos. De alguna manera se puede decir que "le han robado" a su hijo.
Para rematar el despropósito, cuando la segunda mujer se entera del error dice "esto no es lo que he encargado. Que lo devuelvan". Y aborta...
La noticia, que podría parecer el argumento de una película, es por desgracia un caso real. Y una cruel demostración de a dónde nos conduce una inhumana carrera por dominar todos los elementos de la vida humana, para utilizarla a nuestro antojo que puede tener consecuencias catastróficas.
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