Maltrato de animales. ¿Y el aborto?

El mundo al revés. Mientras en todo el mundop mueren al año cerca de 45 millones de bebés abortados de forma cruenta, y su muerte se justifica por el supuesto derecho a la autodeterminación de sus madres, en el Reino Unido se ha montado un escándalo porque una mujer ha maltratado a un gato (al que por cierto, no mató ni siquiera llegó a herir). Perdonen si les parece inoportuno, pero es que la comparación es insultante.

Todo sucedió el pasado 21 de agosto. La historia es la siguiente: Mary Bale es una mujer que iba paseando por una calle en Coventry, al noroeste de Londres, cuando vio un gato, aparentemente abandonado. Se acercó cariñosamente a él, lo acarició, lo cogió y sorprendentemente, lo metió en un contenedor de basura.  El gato estuvo allí 15 horas hasta que fue finalmente encontrado por sus dueños. Para desgracia de la mujer, el hecho fue grabado por una cámara de seguridad, y los propietarios del gato colgaron el vídeo en Youtube. Aquí lo tienen:

En seguida se organizó un revuelo cibernético y comenzó de forma espontánea la búsqueda de la mujer para tratar de identificarla. A las pocas horas se difundía su nombre dirección, lugar de trabajo, perfil de Facebook... Es lo que tiene el Gran Hermano del que nadie escapa. Rápidamente se crearon grupos contrarios a la mujer en Facebook. Algunos piden para ella la pena de muerte. Otros, que la despidan de su trabajo...

La mujer, al verse descubierta, afirmó: "No puedo explicar por qué hice esto, está totalmente fuera de lugar. Fue una fracción de segundo de error de juicio que se descontroló". Si ven el vídeo verán cómo, efectivamente, el momento en que mete al gato en el contenedor no tiene nada que ver con los momentos previos, que parecen una escena enternecedora de cariño hacia un animal abandonado. Aunque se intuye que la mujer quiere hacerle algo al gato cuando mira hacia todas partes para ver si alguien la observa. ¿Qué puede llevar a alguien a actuar de forma cruel contra un ser vivo? ¿Por qué lo hizo? Quién sabe. Tal vez la mujer estaba harta de los maullidos del gato, que la impedían dormir, o el gato se colaba en su casa, marcando su territorio con orín... Seguramente ella no podía soportarlo, y vió la oportunidad de librarse de su problema. Como dirían los defensores del aborto, la mujer tiene derecho a su vida, sin que nada ni nadie la moleste o interrumpa.

Ya sabemos que el hombre es el único animal que mata por placer. En la naturaleza, hay animales que matan a otros, pero lo hacen para alimentarse, no para distraerse. Y desde luego, en el reino animal no hay casos (que yo conozca) de animales que hagan sufrir a otros para entretenerse con su sufrimiento. La cadena alimentaria está bien hecha para que las muertes sean las justas de manera que todo el sistema pueda seguir funcionando. Tan solo el hombre es capaz de romper esta armonía para dar satisfacción a sus apetencias. Cualquiera puede entender que una cosa es "someter la Tierra", como el mandato que aparece en el Génesis, y otra muy distinta destruir de forma gratuita la Tierra, que además de estar mal hecho desde un punto de vista ético, se termina volviendo en contra del propio hombre. Por supuesto, en el caso ha intervenido la sociedad protectora de animales y hasta el vice primer ministro inglés, Nick Clegg.

Y yo digo que lo que hizo esta mujer está muy mal.  Es de una crueldad gratuita contra un ser vivo indefenso, y no tiene ninguna justificación. Supone un claro atentado a una elemental ética de la vida. Pero como en todas las acciones morales, existe una gradación de valoración. Por ejemplo, robar, está mal. Pero es más grave robar 1 millón de euros que robar 1 céntimo. Cada día se arrojan a cubos de basura más de ciento veinte mil bebés en todo el mundo. Muchos de ellos, despedazados en el vientre de sus madres. Otros, quemados vivos con ácidos. Algunos de ellos, son arrojados vivos al contenedor... Y no hay ni la millonésima parte de protesta por cada uno de esos seres humanos que la que se ha montado con este gato. Lo que digo: Estamos en el mundo al revés.